lunes, 27 de enero de 2014

Calzado adecuado

Nuestros pies nos llevan de un lugar a otro y soportan nuestro peso, nos sirven para absorber choques y mantener el equilibrio; un pequeño desajuste en su estructura afectará exponencialmente al cuerpo entero. Aún así, los pies son una de las partes de nuestro cuerpo a las que menos atención prestamos, no somos conscientes del papel que juegan en nuestra salud y bienestar. 
Son un conjunto de estructuras especializadas que hay que cuidar. Un calzado adecuado es el primer paso.

Consecuencias de un calzado inadecuado
Un calzado inadecuado puede ser el desencadenante de múltiples problemas. Entre ellos podemos mencionar:
  • Juanetes  (hallux valgus).
  • Metatarsalgias (dolores en la planta del pie y en el antepié).
  • Deformidades en los dedos: Dedos en garra y/o dedos en martillo. Callosidades en el dorso de los dedos originados por el roce y la presión, o callosidades entre los dedos. 
  • Sesamoiditis: Es la inflamación de los huesos sesamoideos, los cuales son pequeños huesos redondos situados debajo de la cabeza del primer metatarsiano. 
  • Inflamación del tendón de Aquiles por roce y por acortamiento del tendón, dolores a nivel de gemelos, e incluso dolores en rodillas provocados por la sobrecarga a la que se ven sometidas, en especial con el uso de tacones. 
  • La circulación venosa se deteriora, el bombeo de sangre no es adecuado y aparece hinchazón de pies, edemas y pequeñas varices.
  • Enclavamiento de las uñas
Hay un grupo de personas que son de alto riesgo si les aparece alguna lesión de este tipo: los diabéticos o con problemas circulatorios, que deben extremar el cuidado de pies, y las personas con arteriosclerosis de las extremidades inferiores y problemas de riego sanguíneo.

Recordemos que el mejor momento del día para comprarse calzado es al finalizar la tarde ya que tras una larga jornada es posible que nuestros pies estén hinchados y podremos comprar calzado que no nos apriete. Y hay que probarse ambos zapatos ya que es normal que un pie sea más grande que el otro.


La elevación del talón provoca no sólo una deformidad de la bóveda plantar, sino que además produce un acortamiento de los músculos gastrocnemios (en las pantorrillas) y sobrecarga de los huesos de los dedos de los pies. Así, los dedos se aplastan contra la punta del zapato y se deforman en forma de garra. 
Prácticamente todo el peso del cuerpo se descarga sobre las cabezas metatarsianas y el pie pierde estabilidad. Además, el uso prolongado de tacones produce problemas a nivel de espalda ya que aumenta la curvatura lumbar provocando lumbalgias 
severas a causa de una hiperlordosis lumbar.

En el caso de los zapatos de punta fina, los dedos quedan aprisionados y se desequilibran. El dedo gordo sale hacia fuera, y los dedos cuarto y quinto se tuercen hacia dentro. Si bien todos los dedos se deforman, el que sufre las peores consecuencias es el famoso dedo gordo: se luxa hacia fuera, se desplazan los tendones y en la cabeza del metatarsiano aparece el juanete.

El dedo gordo deformado, atravesado, rechaza los dedos medios, que se deforman, y el quinto dedo o pequeño sufre una deformación inversa. Estas deformidades y desequilibrios son inicialmente pasajeros, pero con el uso prolongado de calzado inadecuado se hacen permanentes.

CARACTERÍSTICAS DE UN CALZADO ADECUADO
  • El calzado debe ser cómodo para usted. Compruébelo caminado con ellos por la tienda antes de comprarlos. 
  • Debe tener un contrafuerte bueno, es decir que le dé buena sujeción al talón. 
  • El tacón no debería exceder los 4 cm. 
  • El tacón debe ser ancho y la punta redonda de manera que no comprima los dedos. 
  • El zapato no debe doblarse desde la punta al talón, sino que debe tener consistencia o arco de enfranque que le da resistencia  desde la parte  posterior hasta la anterior, doblándose menos desde el final del primer tercio del zapato hasta el talón con respecto al primer tercio. Esto se puede comprobar deformándolos manualmente en forma de "U". Si se deforman consiguiendo esta forma, no son adecuados.
  •  Se recomienda que el zapato abierto esté sujeto al menos por una tira desde atrás, porque los dedos del pie tienden a tratar de sujetar el calzado con un movimiento de reptación y se sobrecarga el metatarso, que es la parte anterior del pie donde apoya y sobre todo se ponen los dedos en garra. Cuando el calzado va sujeto desde atrás, la carga se reparte mucho más y no se fuerzan los dedos.

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