martes, 21 de enero de 2014

BIOMECÁNICA DE LA MARCHA (VII)

Actividades musculares durante el ciclo de la marcha
Triple papel de los músculos del miembro inferior
Los músculos cumplen 3 funciones importantes durante la marcha:

  • Frenado de los segmentos arrastrados por la energía cinética.
  • Amortiguación de impactos y vibraciones.
  • Aceleración de los segmentos, en escasa medida.
Una parte importante de la acción de los músculos tiene por objetivo el frenado en estabilización. Utilizan su capacidad viscoelástica que permite el movimiento a la vez que lo retrasa, por modulación de la prerregulación de la tensión activa.

El músculo como estructura disipante
En muchas situaciones, pero especialmente en el momento de contacto de talón, los músculos del miembro inferior absorben una parte del impacto y participan en la disipación de la carga. Es el caso del compartimiento anterior de la pierna, que retrasa el descenso del antepié sobre el suelo, y los estabilizadores laterales de la pelvis, que limitan la caída lateral de la pelvis.

El músculo como órgano de frenado por viscoelasticidad
Algunos músculos utilizan su viscoelasticidad para retrasar una acción. Así, al final de la fase de oscilación, los isquiotibiales frenan la extensión de rodilla justo antes del final del recorrido. Aún más solicitado, el tríceps sural, tomando apoyo en el pie anclado en el suelo, retrasa el avance del pilón tibial y asegura la estabilidad de la rodilla.

El músculo como órgano de aceleración de los segmentos
El miembro inferior oscilante debe recibir un impulso hacia delante; ésta es, en particular, la acción de los músculos aductores del muslo, que participan de manera importante en la flexión de cadera. A partir de este impulso inicial, el miembro inferior actúa como un doble péndulo, al menos en terreno llano. Los músculos flexores se reclutan para superar una pendiente, subir escaleras o realizar actividades deportivas.

El músculo como órgano del equilibrio
El individuo en apoyo monopodal se comporta como un péndulo invertido, sujeto por el pie y móvil alrededor del tobillo. Unas señales de desplazamiento articular extremadamente sutiles son suficientes para controlar las actividades equilibradoras de la musculatura.
La marcha implica a dos trayectorias contradictorias: laterolateral para la articulación subastragalina en el momento de apoyo y laterolateral para la pelvis, pero simultáneamente anteroposterior para las flexiones de cadera y rodilla. 
El individuo debe poder controlar simultáneamente los desequilibrios en aducción/abducción y las aceleraciones hacia delante. Es capaz de conservar un valor constante de las oscilaciones cíclicas, simétricas, de la pelvis durante las fases sucesivas de apoyo de los pies.

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